SOLIDARIDAD A DISTANCIA

Ya está empezando a suceder aunque estemos a un mes más o menos de los carnavales ya comenzamos a despojarnos de las caretas y mostrarnos tal como somos, nosotros que presumimos de solidaridad de ser buenos buenísimos, qué sin dudarlo lo mas mínimo nos vamos a volcar en ayudar a esos pobres morenitos victimas de un terremoto y que tan putas las están pasando, que iremos corriendo a ingresar unos pocos euros en alguna de las cuentas corrientes que se han abierto para ayudarles y así poder dejar nuestras conciencias limpias como una patena.
Solidaridad esta que brilla por su ausencia cuando los morenitos en cuestión se meten en la sala de estar de nuestra casa, entonces es cuando empieza a aparecer el “mire nos gustaría mucho ayudarles pero es que aquí no cabemos todos” es entonces cuando empezamos a desprendernos de nuestras caretas.
Últimamente leyendo las noticias en las cuales en algunos sitios se les está empezando a negar el empadronamiento a los inmigrantes, tomando el pulso a nuestra vida diaria en conversaciones en el trabajo, con amigos, resumiendo con el circulo habitual de cada uno, incluso leyendo comentarios en algún blog amigo, gentes que nos consideramos progresistas, tipos de izquierdas de firmes convicciones, empiezan a justificar comportamientos racistas como estos.
Se empieza e esgrimir el famoso no hay trabajo para todos, tienen más derechos que los propios nacionales, vienen para aprovecharse de nuestro estado del bienestar, despiden a los trabajadores nacionales porque ellos aceptan trabajos de miseria,etc…
Nuestra memoria parece ser que es frágil, más que memoria humana parece de pez, enseguida olvidamos que no hace tanto nuestros padres fueron inmigrantes, qué algo más atrás muchos de nuestros abuelos tuvieron que emigrar forzosamente a riesgo de perder sus vidas si se quedaban y que otros países se brindaron en acogerles, países que ahora nos mandan a sus hijos.



No hace tanto en plena euforia económica ofrecían sus manos para que la especuladora construcción no parara y hubiera quien se enriqueciera a su costa, para las labores agrícolas que los trabajadores nacionales no queríamos hacer ,para limpiar muchas de nuestras casas y cuidar a nuestros ancianos, ahora que vienen mal dadas nos molesta verlos en la cola del paro cobrando una prestación a la cual seguramente tengan derecho, o tenerlos delante de nosotros en las urgencias de los hospitales o en la espera de nuestro médico de cabecera.
Nuestros políticos también tipos muy íntegros ellos y que no dudan en mirar por el bien de todos ellos, que siempre sueltan la famosa frasecita de que vienen para ayudarnos a prosperar con su esfuerzo, cuando ven peligrar sus tronos justificándose en que como no pongan remedio no les va a votar ni dios, olvidan sus ideales con una rapidez tremenda.
Por lo visto somos unos tipos muy solidarios siempre y cuando los tengamos cuidando de nuestros algodonares o bien requieran de nuestra ayuda a distancia, cuándo pasan a sentarse en el salón de nuestra casa la cosa cambia, y por muy progresistas y gentes de izquierda que sean algunos serian capaces de sacarse de la manga los papeles que les acreditan como cristianos viejos no vayan a pensar que con la historia que tiene este país por sus venas corra sangre de moros.