TRABAJO A SUBASTA

Se suele contar por estas tierras que cuando se construyo la planta de General Motors que ha pasado a convertirse en el motor económico de Aragón, le incorporaron unas gigantescas patas mecánicas para cuando no le interesara seguir en esta tierra estas fueran desplegadas y así partiría hacia otros lugares más convenientes para sus intereses.
De esto hace ya 27 años que se ha venido beneficiando del esfuerzo de los trabajadores de esta tierra y constantemente con la amenaza de su marcha para que sus empleados fueran cediendo en sus pretensiones, parece ser que por fin a pesar de los esfuerzos de estos llego el lobo a comerse a la abuela de Caperucita, lo cual demuestra que como buena multinacional sabe agradecer los servicios prestados.
Sencillamente esto es fruto de la globalización y de su prima hermana la deslocalización.
Cuando una empresa y más si es multinacional muestra interés por instalarse en un lugar, después de calibrar los costes salariales, las jornadas, la legislación medioambiental, la estabilidad política, es decir gobiernos afines a sus métodos, se dirigen a estos últimos y le hacen la propuesta de instalarse en el lugar, acto seguido viene la pregunta, sobre lo que este ofrece a cambio para que esta empresa se quede, terrenos a coste cero y urbanizados, prebendas fiscales etc...
Esto es vendido inmediatamente por el gobierno de turno como una oportunidad, sin pensar que con el transcurso del tiempo se convertirá en un problema, que a su vez se convertirá en una oportunidad en este caso para otro gobierno.
Una vez que se firma el acuerdo, este es vendido como un gran triunfo y parafraseando al Señor Lobo de la peli Pulp Fiction,la clase política empieza a chuparse las pollas en señal del mismo.



Después de que la multinacional en cuestión se instala se empieza a formar todo un entramado de empresas auxiliares con lo cual la mayoría del tejido productivo del lugar pasa a depender de esta, como vulgarmente se dice pasa a tener a su población cogidos por los huevos, para pasado un tiempo empezar con la amenaza de su marcha, si no se moderan los costes salariales se flexibiliza la jornada y se reciben todo tipo de ayudas oficiales para evitar su huida a otros lugares en los cuales sus peticiones serán atendidas, la temida deslocalización.
Esto es la amenaza que realmente tenemos en esta tierra, ya que oculta tras la venta de Opel a un consorcio integrado por el gobierno alemán y una multinacional rusa y el plan industrial de esta para el supuesto saneamiento de la empresa, con el coste de unos 8000 puestos de trabajo en Europa, lo que se esconde es una deslocalización hacia países del este.
Ahora comenzara la subasta de ayudas oficiales, rebajas fiscales, es decir dinerito fresco encima de la mesa de los países perjudicados para evitar la sangría de puestos de trabajo, aparte para evitar la unión entre los trabajadores de los distintos países se esgrimirá el arma de la competitividad, así estos últimos pondrán encima de la mesa sus salarios y sus horarios para evitar que sea el trabajador vecino quien se quede con el trofeo del puesto de trabajo.
Afortunadamente en la gruta todavía no hemos llegado a la revolución industrial, pero ni aun así andamos libres de que nos deslocalicen, se habla de unos terrenos en un lugar llamado Atapuerca.