RECOMENDACIONES EPISCOPALES

Se volvieron a reunir estos tipos de la CEE, no los amigos de Europa sino los cuervos de la conferencia episcopal española que viendo como las gentes nos dábamos al desenfreno sin parar han creído tener a bien ya que vamos a entrar en tiempo de cuaresma, que eso de andar de fiesta sin parar no es bueno ni para el cuerpo ni para la mente, que lo suyo es la abstinencia, el ayuno y la supresión de festejos que son unas hermosas tradiciones.
Este humilde troglodita tiene la fea costumbre de alimentarse, folla de vez en cuando y lo de la juerga es lo que tiene un poco mas descuidado pero espera que con el tiempo pueda volver a recuperar los niveles habituales, lo hace porque al igual que la CEE piensa que aparte de ser en algunos casos unas estupendas necesidades fisiológicas que hacen que el cuerpo y la mente no revienten también son unas maravillosas tradiciones que no voy a dejar que se pierdan.
En cuanto a los ensotanados amigos que se han reunido para aconsejarnos sobre cómo conducirnos deberían tomar de mi ejemplo y predicar con el.
Para empezar deberían aplicarse el cuento y eliminar del menú de los seminarios la carne de “ternasco “a la cual parecen que son muy aficcionados, eso en cuanto al tema de la abstinencia.
En el tema de la alimentación después de décadas de rigor en las normas y asustando a nuestros abuelos y padres con la condenación eterna, el pescado y más concretamente el bacalao eso si en croquetas, se hicieron amos de los menús de los viernes de cuaresma en nuestras casas incluso yo que venero y adoro al cerdo continuo con la costumbre de comer bacalao en Viernes Santo.
Eso si se inventaron una especie de impuesto por el cual si pagabas eras eximido de la prohibición, se decía que era para que los enfermos cuidaran de su salud, curiosamente los pobres guardaban el ayuno obligatoriamente ya que no poseían ni dinero ni carne y las elites eclesiales guardaban este ayuno con devoción.
En unas mesas se servían unas sopas aguadas y en otras estupendas merluzas siendo las dos mesas bendecidas por igual.
Y de prohibir los festejos me parece fabuloso, prohibamos todos aquellos en honor a sus santos, excepto San Valero, San Jorge y la Virgen del Pilar (ahí sí que me veo yo un pelín egoísta) y recuperemos todos esos antiguos ritos paganos de los cuales se han ido apropiando.
Yo por mi parte seguiré bailando en pelotas alrededor de una hoguera, jamás dejare de venerar a mi amado cerdo (sin despreciar nunca un buen pescado) y de la abstinencia, bueno de eso la que me imponga mi señora.