
El otro día viendo uno de esos documentales estupendos que consumimos ávidamente los televidentes, esos que en las encuestas jamás vemos telebasura, el documental en cuestión trataba de los oficios perdidos, oficios que por cuestión de los avances de la ciencia van quedando en el olvido, oficios como cestero,carbonero,preparación de ladrillos artesanales, colchonero (de este ultimo tendría algo que decir, pues mi padre y mi abuelo lo eran y por supuesto aprendí a hacerlos que no a probarlos),pues en eso estaba cuando me vinieron a la cabeza otras ocupaciones placidas en otros tiempos no muy lejanos ,pero que en estos observando las ultimas noticias parece que no lo son tanto, y así pensando me dije que por muy jodidos que sean estos oficios no hay ciencia que con sus avances acabe con ellas.
Un ejemplo el de alcalde ya sea de pueblo o de ciudad, que últimamente entre vecinos que les dan “bolete” y algún juez que mete las naricillas en según qué asuntos, no ganan para disgustos, pero las alcaldías no son abandonadas en masa.

Otro de estos es el de promotor de eventos; este sí que era placido era como un trabajo más bien familiar, tus allegados te llamaban para que les prepararas algún que otro acto, bodas, bautizos comuniones, alguna que otra visita papal etc.…, además el trato era muy familiar, hasta se llamaban por motes, el bigotes, el albondiguilla, el curita, motes que supongo les vendrán estupendamente cuando pasen a un domicilio más austero en régimen de internado y no me estoy refiriendo a una pensión.
Patrón de barco pesquero es otro de estos oficios, pasados los tiempos en que desde su cabina veía saltar alegremente los atunes en abundancia por los mares cercanos tuvo que ir a buscarlos a mares algo más lejanos y peligrosos poblados de temibles piratas de color oscuro y ojos sin parche, con un gobierno que no hace caso a su petición de bombardearlos a todos, pero algo tendrá esta ocupación que a pesar de los riesgos vuelven a esas peligrosas aguas.
El de cardenal es otro de los oficios que van perdiendo su tranquilidad, antaño presidian misas en lujosas catedrales, asistían a consejos de ministros a alguna que otra cacería, a suntuosos banquetes, pero últimamente corren tiempos en que la infantería les sale viciosilla cediendo al demonio de la carne, los gobiernos preparan leyes sin su aprobación, los feligreses hacen colas en las puertas de la competencia, todo son preocupaciones.

Y otros oficios como el de juez, banquero, jefe de la oposición, incluso el de sastre que últimamente debe de tener mucho cuidado con la clientela, ocupaciones en otras épocas respetables y tranquilas que en los tiempos que corren no lo son tanto pero que algo tendrán para no caer en el olvido como la de mi padre y mi abuelo.